jueves, 26 de mayo de 2016

El arte románico contemporáneo invadió la ciudad de Burgos en el siglo XIX

La parroquia que a día hoy conocemos popularmente en la ciudad de Burgos como La Anunciación es una de las iglesias más populares en el centro de la ciudad, concretamente en el barrio de Los Vadillos. A ella acuden cada día una gran cantidad de personas, desde los más pequeños hasta los más mayores. Pero poco se sabe de su historia, de su arquitectura y de su construcción.

 El día 28 de mayo de 1946 el Arzobispo que ocupaba el puesto en estos años, don Luciano Pérez Platero, realizó y envió al Ayuntamiento una solicitud para la cesión de diversos terrenos cuya parcela alcanzaba la cantidad de 1577,86 metros cuadrados y se encontraba entre cuatro calles diferentes, las cuales son la Calle Clunia, la Calle Alfonso X el Sabio, la Calle Amaya y la Calle Petronila Casado. Este terreno sería destinado para construir un complejo de iglesia con sus correspondientes anexos con la finalidad de atender a todos aquellos fieles que residían en aquella zona ya que era una de las más populares y más transitadas de la ciudad, como sigue siendo a día de hoy el barrio de Los Vadillos. 

El diseño propuesto fue desde un primero momento el de un edificio que trataba de recrear la estructura de las iglesias de estilo románico, de las cuales obtuvo la inspiración. Además de ello, la intención del Arzobispo Luciano y el propósito religioso se adecuaba más al estilo románico, por lo que fue finalmente escogido.
La construcción del templo duró alrededor de un año, en concreto se realizó entre el día 1 de mayo del año 1950 y el día 22 de diciembre del año 1951.

El edificio fue concebido con la denominada y conocida planta de cruz latina, la cual consta de tres naves, contando con un crucero saliente en planta y ábside poligonal. En alzado se realizó con fuertes muros de piedra de Hontoria, la misma piedra con la que está construido el más célebre edificio de la ciudad, la catedral. Esta piedra fue trabajada en aparejo isódomo, el cual se basa en que todos los sillares son de la misma altura, dando al muro un aspecto totalmente regular y dispuesta en “opus quadratum”. Estos muros quedaban reforzados con unos grandes y potentes contrafuertes.
Por otro lado, analizando el interior del edificio, la nave central se construyó con una altura mucho mayor y más ancha que las naves laterales las cuales contaban con diversas columnas y varias semicolumnas, todas ellas de fuste liso, con capiteles de temática vegetal, los cuales sostienen los arcos de medio punto. Estos arcos se dividían en arcos formeros, que servían para separar las diversas naves y los arcos fajones, que servían para reforzar la bóveda de cañón, fortaleciéndola considerablemente.

En el exterior se articularon una serie de diversos contrafuertes. Las cubiertas se revistieron con la denominada teja curva. Son de diferentes vertientes ya sean las de las naves laterales, las de la nave principal y el crucero, las del campanario, las del cimborrio, etc. En cuanto al techo interior, la cubierta es de madera vista.


El crucero se coronó finalmente con un gran cimborrio de dimensión octogonal, el cual se encuentra sobre un tambor, el cual sirve de prolongación y cuatro pechinas, las cuales concentran el peso de la cúpula en las diferentes esquinas. La iluminación del edificio se basaba de la misma forma en el sistema tradicional románico, es decir, en cada uno de los tramos de las diversas naves se abría un gran ventanal con un arco de medio punto, y en las denominadas portadas aparecía un rosetón de tracería radial. En el propio cimborrio se construyeron unos óculos asimismo de tracería radial más sencilla, que son pequeñas ventanas o aberturas en forma circular y en ocasiones, ovalada. 

Con respecto a la ornamentación y la decoración, destaca particularmente el ábside, con una gran belleza visual y que resulta ser lo más impactante del edificio, ya que fue recubierto con un mosaico, obra realizada por artista catalán Santiago Padrós, conocido por su obra del mosaico de la cúpula del Valle de los Caídos en San Lorenzo de El Escorial. En este caso, utilizó una iconografía figurativa relativa a Cristo o Pantocrátor, acompañado por San Pedro y San Pablo, los cuales se sitúan en la bóveda de cascarón y, por otro lado, una figura de la Virgen representando el tema de la Anunciación del Arcángel San Gabriel a María, rodeados por seis símbolos marianos de súplica, el cual da definitivamente el nombre a la parroquia. Este mosaico consigue, en cierta forma, conferir al presbiterio un carácter con aire neobizantino.





A los pies de la nave, adosada a la portada principal, se elevó una torre de planta cuadrangular de dos cuerpos, correspondiendo el inferior a la escalera, con una ventana rectangular, enmarcada con doble moldura abocelada, en cada lado, y el superior al campanario, donde en cada frente se abre un par de vanos independientes, rematados en arcos de medio punto y separados por una columna insertada en el muro. La cubierta se apoyó en un alero decorado con canes moldurados.
Como se puede observar, en la construcción de esta iglesia contemporánea, el arquitecto no quiso pasar por alto ningún solo detalle, lo cual dota al edificio de cierto prestigio y reconocimiento. De esta misma manera, le fueron encomendadas al mismo arquitecto las edificaciones de la casa rectoral y vivienda de sacerdotes, para finalizar de esta manera con todo el complejo previamente acordado. Finalmente, presentó los proyectos de estos edificios en el año 1950. En este conjunto, lo más destacado es el claustro, el cual, al igual que el resto de la edificación evoca el arte románico posee una destacable planta cuadrada con pares de columnas.

Con todo este proceso se concluyó finalmente la edificación de esta iglesia, la cual perdura hoy en día y atrae a una gran cantidad de personas a su interior, el cual acaba convirtiéndose en un tesoro para las personas que conviven en el barrio, un tesoro del cual jamás querrán prescindir por su gran belleza y su el gran valor que conserva en la actualidad.

“Aprendí a dar cariño y a recibirlo, algo que es fundamental en la vida”

En esta entrada contamos con una entrevista a Sara García, quien, pese a su temprana edad de 25 años, fue catequista de la parroquia de La Anunciación hace unos años. Pese a que ya no continúa realizando esta actividad, cuenta cómo fue su experiencia y qué recuerdos tiene de ella.

-          ¿Con qué edad te planteaste ser catequista?
Fue a los 17, tras hacer la confirmación. Había un nuevo cura en la parroquia, Don Román, y era muy joven y nos trataba como si fuésemos sus amigos. De toda la vida, todos mis catequistas y los que, probablemente, todos recordamos, eran personas mayores. Pero un día Román nos propuso ser catequistas a nosotros, haciendo esta actividad mucho más entretenida y divertida para los más pequeños y ofreciendo nuestra ayuda a la parroquia. Pese a que tal vez éramos muy jóvenes, lo hacíamos lo mejor que podíamos y los niños aprendían lo necesario y además se lo pasaban bien. Creo que algunas veces ir a catequesis se tacha de una obligación aburrida y nosotros tratábamos de hacer todo lo contrario. Que los jóvenes fuesen porque ellos querían y porque les gustaba y no por obligación de sus padres. Y bajo mi punto de vista, creo que sí que lo conseguimos.


-          ¿Cuál fue tu principal motivación para ser catequista?
El principal motivo fue que Don Román, como ya he mencionado anteriormente, nos animó mucho a todos los que íbamos a la parroquia de mi generación a dar un pequeño cambio a la Iglesia que hasta el momento había estado llena de gente mayormente anciana. Así que, por probar, nos lanzamos de lleno a intentarlo y resultó ser una gran experiencia y unos años que nunca olvidaré. Son muchos los momentos vividos que, al fin y al cabo, son recuerdos que quedan grabados para siempre.

-          Además de dar catequesis, ¿llevabas a cabo otras actividades en la parroquia?
Si. Además de dar catequesis, yo y mis compañeros contábamos con un proyecto que se llamaba “Divertilandia” con el que algunos días de la semana, quedábamos y organizábamos comidas, juegos, y muchas actividades para todos. Por otro lado, también nos encargábamos del coro de la misa de los domingos. Era lo que más me gustaba. Quedábamos algunos días para ensayar las canciones e invitábamos a los más pequeños a participar también. Todos teníamos entre 17 y 20 años, lo cual es algo raro, pero daba a la parroquia un aire más juvenil y desenfadado.


-          ¿Por qué decidiste finalmente abandonar tu labor como catequista en la parroquia de La Anunciación?
Realmente llegó un momento en el que no tenía tiempo para hacer todo lo que tenía que hacer. Estaba muy ocupada con los estudios y otras actividades y no podía compaginar. Me costó mucho dejarlo porque era algo que de verdad me apasionaba. Pero, finalmente decidí que era el momento de poner fin a una etapa en mi vida y así lo hice.

-          Además de tu experiencia como catequista, ¿has participado en alguna otra actividad en otros centros religiosos?
Sí, fui voluntaria en el comedor social San Vicente de Paul durante dos años consecutivos. Fue una experiencia totalmente gratificante, ayudar a personas que realmente lo necesitas con tus propias manos te llena totalmente. Iba todos los domingos y mi labor era servir la comida a todos aquellos que acudían. Lo que más me asombraba de ellos era lo agradecidos que eran con todo y la sinceridad que mostraban día tras día. Alguno de ellos a veces nos contaba cómo había acabado en esa situación y algunas de las historias eran muy impactantes.



-          ¿Tienes pensado realizar algún proyecto como estos que nos has mencionado en el futuro?

Algo que me gustaría mucho y que ya llevo varios años pensando es ir a Perú para ayudar allí en alguna congregación, debido a que tengo un tío que es fraile del Sagrado Corazón y allí tienen un colegio y algunos veranos acude gente a dar clases o ayudar en lo que sea necesario. También, en el colegio al que asistía de pequeña, La Salle, a través de la fundación PROYDE, realizan viajes como misioneros y no descarto aun la posibilidad de ir con ellos algún verano. Creo que son experiencias muy positivas y que te llenan y forman como persona, y si algún día llego a planteármelo realmente en serio y tengo los medios económicos necesarios para ir, estoy segura de que no dejaré pasar la oportunidad.

El Papa sorprende con los cambios que propone para la Iglesia

Los cambios en la Iglesia Católica cada vez son más notables. Desde que el Papa Francisco fue elegido, las evoluciones, tanto internas como externas, son frecuentes. Quiere dejar claro que es un Papa que busca la renovación de la iglesia. Jorge Mario Bergoglio no se queda en la superficialidad del asunto, sino que va más allá, tratando temas especialmente controvertidos para el catolicismo como son la homosexualidad, el divorcio, el aborto o la situación de las mujeres en la propia iglesia, las cuales se ven en una posición muy inferior con respecto a los hombres.     

Afirma que las personas no deben ser definidas por su tendencia sexual y que él no es nadie para juzgar a los homosexuales. También invita a todos los miembros de la comunidad católica a que acepten a todo tipo de familias, desde divorciados hasta familias monoparentales o parejas de hecho. En cuanto al aborto, afirma que es “un drama existencial y moral” y trata de acercarse a las mujeres que han sufrido por este motivo admitiendo que Dios perdona a todos los arrepentidos.
Por otro lado, el Papa Francisco ha afirmado recientemente su disposición a establecer una comisión que estudie si las mujeres pueden ser diaconisas en la Iglesia Católica, un cargo que, a día de hoy, está destinado única y exclusivamente a los hombres.

No es común que un Papa realice este tipo de declaraciones ya que la Iglesia siempre ha tratado de no dar repercusión a los temas más controvertidos y sensacionalistas como son los mencionados anteriormente, lo cual muestra la clara renovación que se está intentando establecer progresivamente.

De manera indirecta, se percibe que el Papa Francisco está continuamente dando la oportunidad a la Iglesia y a sus componentes internos a debatir sobre su propio pasado, su presente y su futuro, otorgando de esta manera la posibilidad de abrir nuevos caminos para todas aquellas personas que anteriormente se encontraban, en cierta forma, discriminadas por este colectivo eclesiástico, dando un paso más allá que sus predecesores como figuras papales.

La controversia continúa azotando a la Iglesia Católica

Durante los últimos años la iglesia católica se ha visto sacudida fuertemente por innumerables casos de abusos de menores realizados por sacerdotes de diferentes diócesis con sus consecuentes denuncias. Por todos es conocida la intención interna de la iglesia de ocultar estos graves delitos. De hecho, en algunas ocasiones los sacerdotes que cometían este tipo de aberraciones simplemente eran trasladados a otras parroquias o se les ofrecía ayuda psiquiátrica la cual, desafortunadamente, no solía obtener ningún resultado positivo en la mayor parte de los casos. 


Algunas diócesis incluso tratan de evitar el escándalo intentando llegar a acuerdos fuera de juicio con las víctimas, lo cual agrava más la situación, pues si su intención es que los medios no se hagan eco, están muy equivocados, pues no es una solución realmente moral, no entra en la cabeza de la mayoría de la población y los medios de comunicación de masas siempre acaban publicando todos los casos. Es un tema realmente sensible, uno de los delitos más indignos que puede cometer una persona, y que hacen que el cura no sea digno merecedor de su sacerdocio y, por consecuente, merezca una sanción.
Por otro lado, no se puede pasar por alto que esto no representa para nada a la iglesia católica como se suele dar a entender. El porcentaje de curas que comete estos delitos es mínimo. 

En concreto, menos de un 0’5 por ciento de los sacerdotes cometen estas infracciones. Un dato que es suficiente para condenar también al 99’5 por ciento de sacerdotes que nada tienen que ver con la pedofilia, lo cual es realmente injusto. es un despropósito generalizar de esta forma ante un colectivo que, en su gran mayoría, condena esta infracción. 


Por último, cabe destacar la última ganadora del Oscar a mejor película “Spotlight”, la cual gira alrededor de un equipo de investigación de un prestigioso periódico de Boston el cual investiga sobre los casos de pederastia en la cuidad. Destaco de este filme en gran discurso del director Liev Schreiber a los redactores, quien dijo textualmente que “la historia no se encuentra en los curas como propios sujetos, si no en la institución. Hay que manifestarse contra los males del sistema”.