jueves, 26 de mayo de 2016

“Aprendí a dar cariño y a recibirlo, algo que es fundamental en la vida”

En esta entrada contamos con una entrevista a Sara García, quien, pese a su temprana edad de 25 años, fue catequista de la parroquia de La Anunciación hace unos años. Pese a que ya no continúa realizando esta actividad, cuenta cómo fue su experiencia y qué recuerdos tiene de ella.

-          ¿Con qué edad te planteaste ser catequista?
Fue a los 17, tras hacer la confirmación. Había un nuevo cura en la parroquia, Don Román, y era muy joven y nos trataba como si fuésemos sus amigos. De toda la vida, todos mis catequistas y los que, probablemente, todos recordamos, eran personas mayores. Pero un día Román nos propuso ser catequistas a nosotros, haciendo esta actividad mucho más entretenida y divertida para los más pequeños y ofreciendo nuestra ayuda a la parroquia. Pese a que tal vez éramos muy jóvenes, lo hacíamos lo mejor que podíamos y los niños aprendían lo necesario y además se lo pasaban bien. Creo que algunas veces ir a catequesis se tacha de una obligación aburrida y nosotros tratábamos de hacer todo lo contrario. Que los jóvenes fuesen porque ellos querían y porque les gustaba y no por obligación de sus padres. Y bajo mi punto de vista, creo que sí que lo conseguimos.


-          ¿Cuál fue tu principal motivación para ser catequista?
El principal motivo fue que Don Román, como ya he mencionado anteriormente, nos animó mucho a todos los que íbamos a la parroquia de mi generación a dar un pequeño cambio a la Iglesia que hasta el momento había estado llena de gente mayormente anciana. Así que, por probar, nos lanzamos de lleno a intentarlo y resultó ser una gran experiencia y unos años que nunca olvidaré. Son muchos los momentos vividos que, al fin y al cabo, son recuerdos que quedan grabados para siempre.

-          Además de dar catequesis, ¿llevabas a cabo otras actividades en la parroquia?
Si. Además de dar catequesis, yo y mis compañeros contábamos con un proyecto que se llamaba “Divertilandia” con el que algunos días de la semana, quedábamos y organizábamos comidas, juegos, y muchas actividades para todos. Por otro lado, también nos encargábamos del coro de la misa de los domingos. Era lo que más me gustaba. Quedábamos algunos días para ensayar las canciones e invitábamos a los más pequeños a participar también. Todos teníamos entre 17 y 20 años, lo cual es algo raro, pero daba a la parroquia un aire más juvenil y desenfadado.


-          ¿Por qué decidiste finalmente abandonar tu labor como catequista en la parroquia de La Anunciación?
Realmente llegó un momento en el que no tenía tiempo para hacer todo lo que tenía que hacer. Estaba muy ocupada con los estudios y otras actividades y no podía compaginar. Me costó mucho dejarlo porque era algo que de verdad me apasionaba. Pero, finalmente decidí que era el momento de poner fin a una etapa en mi vida y así lo hice.

-          Además de tu experiencia como catequista, ¿has participado en alguna otra actividad en otros centros religiosos?
Sí, fui voluntaria en el comedor social San Vicente de Paul durante dos años consecutivos. Fue una experiencia totalmente gratificante, ayudar a personas que realmente lo necesitas con tus propias manos te llena totalmente. Iba todos los domingos y mi labor era servir la comida a todos aquellos que acudían. Lo que más me asombraba de ellos era lo agradecidos que eran con todo y la sinceridad que mostraban día tras día. Alguno de ellos a veces nos contaba cómo había acabado en esa situación y algunas de las historias eran muy impactantes.



-          ¿Tienes pensado realizar algún proyecto como estos que nos has mencionado en el futuro?

Algo que me gustaría mucho y que ya llevo varios años pensando es ir a Perú para ayudar allí en alguna congregación, debido a que tengo un tío que es fraile del Sagrado Corazón y allí tienen un colegio y algunos veranos acude gente a dar clases o ayudar en lo que sea necesario. También, en el colegio al que asistía de pequeña, La Salle, a través de la fundación PROYDE, realizan viajes como misioneros y no descarto aun la posibilidad de ir con ellos algún verano. Creo que son experiencias muy positivas y que te llenan y forman como persona, y si algún día llego a planteármelo realmente en serio y tengo los medios económicos necesarios para ir, estoy segura de que no dejaré pasar la oportunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario